Si hasta nuestros días la costumbre
de los mayos ha llegado tan poco documentada es sin duda por la razón de que en
ella confluyen varios aspectos, relacionados todos ellos con la propia trascendencia de la vida. En el periodo que transcurre entre
la segunda quincena de abril y Mayo la primavera convierte año tras año lo
muerto en vivo a través de la regeneración de la vegetación y principalmente
del árbol. Este hecho no ha pasado inadvertido nunca al ser humano que desde el
inicio de los tiempos ha dado un carácter totémico al árbol. Sabemos fehacientemente
que la iglesia Católica introducía sus festividades solapándolas con ritos y costumbres
paganas siendo varias las festividades de Abril y Mayo. Los Pueblos germánicos llegados a la península
trajeron consigo los ritos de la noche de Walpurgis noche donde trasgos, duendes, brujas vampiros
etc llevaban a cabo su gran aquelarre en bosques y montañas esta tradición que en el origen celta se conocía
como noche de Beltaine se termina trasladando a partir de la brujería (la más
antigua religión matriarcal) al final de abril relacionándola con la fertilidad
y los atributos sexuales. El mayo en si mismo, árbol que en muchas ocasiones
queda desprovisto de ramas, como un gran palo o falo. Bona Dea también llamada
Maya o Maia es la diosa de la fertilidad en la mitología Romana en la que se
celebraba la llegada de la primavera apoderándose esta de la anterior diosa de
origen germánico Walpurgis pero con el mismo
elemento principal de fertilidad y renacimiento trascendente, de resurrección de
la vida. La llegada de los árabes a España introdujo los canticos y las rondas
como elementos incluidos en la festividad de la primavera. Ya posteriormente la
iglesia católica absorberá estas costumbres. La semana Santa aparece con un idéntico carácter
de renovación de la vida, de resurrección y protección. La cruz sustituye al árbol
como tótem y la fecundidad se reinterpreta en el culto mariano mayo queda tras
la semana Santa convertido en el mes de las flores, la cruz y la virgen maría. Pero
en la noche del 30 de abril al uno de mayo prácticamente en toda Europa sigue
apareciendo un elemento singular en el que un árbol es cortado y, más o menos
decorado, es expuesto en plazas o lugares visibles y mantenido en él durante todo
el mes de mayo. En torno a él mozos y mozas cantan y bailan, antiguamente en
algunas poblaciones se aprovechaba la festividad para emparejar a los mozos y
mozas solteros mediante subastas etc. Es curioso que en San Millán el mayo se sitúa
en una peña visible desde todo el municipio, que a pesar de no tener ninguna
otra característica, se le conoce como peña de la Cruz.
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